Regreso a casa
Los Arlequines cumplieron su palabra... a su manera. Sayëan observó el campo de batalla. Aún resonaban disparos esporádicos mientras sus Guardianes eliminaban los últimos focos de resistencia. Su escolta observaba atentamente los alrededores mientras él caminaba con aparente descuido entre los cadáveres y los restos de vehículos. Las torres de los dos Falcon que le acompañaban giraban de un lado a otro en busca de blancos.
Las tropas del Caos habían sido cogidas por sorpresa. No esperaban un asalto desde la Telaraña. En realidad no lo esperaban desde ninguna parte. Sayëan conocía lo suficiente a los Arlequines como para saber que en cuanto sus tropas saliesen de la Telaraña se encontrarían con alguna desagradable sorpresa. Y así fué. Sin embargo, la previsión de Sayëan había convertido el traslado de sus tropas en un asalto contra las tropas de marines traidores.
Aunque mucho habían tenido que ver sus aliados, sin embargo. A su lado caminaba el líder de los Baakun. Tras varios años de alianza el veterano kroot había aprendido a respetar los silencios pensativos de su patrón. La escaramuza guerrillera de Brokaar se había convertido en una batalla en toda regla cuando los transportes de los Ëaressi rompieron la Telaraña, irrumpiendo en medio del combate entre kroot y la avanzadilla del Caos. Ambas fuerzas, combinadas, exterminaron en pocas horas el destacamento renegado.
Varios Falcon zumbaron por encima de la selva, atrayendo la atención del grupo. Sayëan levantó la cabeza y recordó que sus naves aún no habían llegado. El Vidente Arlequín dijo que se reunirían con él cuando llegase el momento. Apretó los labios, reprimiendo su disgusto por las manipulaciones de los Arlequines, y la visión que presidía el cielo, como fondo de las patrullas Ëaressi que ahora sobrevolaban la zona controlada por sus tropas, no hizo sino aumentar su desasosiego. El Ojo del Terror ocupaba todo el firmamento.
Las tropas del Caos habían sido cogidas por sorpresa. No esperaban un asalto desde la Telaraña. En realidad no lo esperaban desde ninguna parte. Sayëan conocía lo suficiente a los Arlequines como para saber que en cuanto sus tropas saliesen de la Telaraña se encontrarían con alguna desagradable sorpresa. Y así fué. Sin embargo, la previsión de Sayëan había convertido el traslado de sus tropas en un asalto contra las tropas de marines traidores.
Aunque mucho habían tenido que ver sus aliados, sin embargo. A su lado caminaba el líder de los Baakun. Tras varios años de alianza el veterano kroot había aprendido a respetar los silencios pensativos de su patrón. La escaramuza guerrillera de Brokaar se había convertido en una batalla en toda regla cuando los transportes de los Ëaressi rompieron la Telaraña, irrumpiendo en medio del combate entre kroot y la avanzadilla del Caos. Ambas fuerzas, combinadas, exterminaron en pocas horas el destacamento renegado.
Varios Falcon zumbaron por encima de la selva, atrayendo la atención del grupo. Sayëan levantó la cabeza y recordó que sus naves aún no habían llegado. El Vidente Arlequín dijo que se reunirían con él cuando llegase el momento. Apretó los labios, reprimiendo su disgusto por las manipulaciones de los Arlequines, y la visión que presidía el cielo, como fondo de las patrullas Ëaressi que ahora sobrevolaban la zona controlada por sus tropas, no hizo sino aumentar su desasosiego. El Ojo del Terror ocupaba todo el firmamento.
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