Amanecer
Aún no ha amanecido. Los centinelas recorren los muros de Taryn, como cada noche y día desde que fue construido el bastión. Aún no se siente el calor procedente de las tierras de Harad, pero la claridad del cielo dice que hoy será un día caluroso. Uno de los centinelas agradece que su turno esté a punto de acabar. Lleva tres meses aquí y aún no se ha acostumbrado a esta guarnición. Frente a él, Harad y el desierto, aunque en esta zona no se note completamente su hostilidad. Tras él, el Poros, que a pesar de refrescar el ambiente no inspira mucha confianza, debido a su origen.
El centinela mira mentalmente hacia su izquierda, hacia las montañas donde nace el Poros y hacia Mordor. Siente un escalofrío al pensarlo. Taryn es el puesto más oriental de Thianna, y por tanto, el más cercano a Mordor. Después de 30 años, pasada la Guerra del Anillo, aún tiene un aura tenebrosa. Y probablemente siempre la tendrá. El centinela suspira, tal vez algo más ruidosamente de lo que debería, pero su compañero de vigilancia, unos metros a su derecha, no parece percatarse. Al menos Ithilien es nuestra vecina, piensa. Faramir gobierna allí, por orden del Rey.
Faramir siempre ha apoyado a Thianna. Ambos territorios son fronteras, muros que protegen Gondor de sus enemigos, aunque estos permanezcan tranquilos desde hace décadas. El centinela suspira de nuevo. Sorprendido, su compañero se gira y lo mira. Ambos se miran. Eso ha sonado demasiado fuerte para ser un suspiro. Ambos fruncen el ceño. ¿Qué diablos ha sido eso?, piensan al unísono.
El sol empieza a surgir por el este cuando los dos se giran para mirar más allá de los muros, al sureste. ¿Qué ?. El pensamiento no llega a formarse del todo y ambos abren mucho los ojos. La nube de polvo y las siluetas que se mueven en su interior no presagian nada bueno.
- ¡Despierta al Capitán Kassan! grita el centinela a su compañero mientras sus manos aprietan instintivamente el cuerno con el que dará la alarma.
El centinela mira mentalmente hacia su izquierda, hacia las montañas donde nace el Poros y hacia Mordor. Siente un escalofrío al pensarlo. Taryn es el puesto más oriental de Thianna, y por tanto, el más cercano a Mordor. Después de 30 años, pasada la Guerra del Anillo, aún tiene un aura tenebrosa. Y probablemente siempre la tendrá. El centinela suspira, tal vez algo más ruidosamente de lo que debería, pero su compañero de vigilancia, unos metros a su derecha, no parece percatarse. Al menos Ithilien es nuestra vecina, piensa. Faramir gobierna allí, por orden del Rey.
Faramir siempre ha apoyado a Thianna. Ambos territorios son fronteras, muros que protegen Gondor de sus enemigos, aunque estos permanezcan tranquilos desde hace décadas. El centinela suspira de nuevo. Sorprendido, su compañero se gira y lo mira. Ambos se miran. Eso ha sonado demasiado fuerte para ser un suspiro. Ambos fruncen el ceño. ¿Qué diablos ha sido eso?, piensan al unísono.
El sol empieza a surgir por el este cuando los dos se giran para mirar más allá de los muros, al sureste. ¿Qué ?. El pensamiento no llega a formarse del todo y ambos abren mucho los ojos. La nube de polvo y las siluetas que se mueven en su interior no presagian nada bueno.
- ¡Despierta al Capitán Kassan! grita el centinela a su compañero mientras sus manos aprietan instintivamente el cuerno con el que dará la alarma.
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Kurtcos -