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Thianna

Reencuentros

"Bueno, al menos algo ya está hecho", piensa Akon después de su reunión con el Embajador de Umbar. Ahora está en sus aposentos, en lo que algunos llaman Sala de Guerra. A Akon no le gusta la 'grandeza' del Salón Principal para trabajar. Sólo lo usa en acontecimientos festivos y en charadas como la del Embajador. Ahora espera la llegada de su hermana y del Jinete mientras observa un mapa de Thianna y los territorios que rodean 'sus tierras'.

Akon supone que el Norte no le ayudará. Pelargir no está muy contento con el poder acumulado por Thianna, y Dol Amroth está abiertamente enfrentado con Akon 'gracias' a los esfuerzos del Barón Kendar. Los demás se mueven en la dirección que les marca el viento en cada momento, y Akon duda que sean vientos favorables para Thianna. Sólo Faramir, encargado de gobernar Ithilien, apoya abiertamente a Akon, principalmente debido a que Ithilien es la frontera que siempre ha separado Gondor de Mordor, su mayor amenaza, y Faramir comprende los temores de Akon.

En el fondo, el problema de todo es la falta de acuerdo entre los nobles. Uno de los inconvenientes de la Paz es que cada cual busca sus propios objetivos. Durante la Guerra del Anillo todos hicieron lo que pudieron dentro de sus posibilidades, ya que la amenaza era para todos. Sin embargo ahora, cada región o feudo intenta beneficiarse todo lo posible, a veces sin tener en cuenta la situación general.

Akon sabe que si Umbar decide atacar Thianna, probablemente no se detendrá ahí. Mientras Gondor se ha ido acomodando en estos 30 años de relativa paz, Umbar ha seguido manteniéndose como el Imperio que ha sido siempre. Y su ambición no ha disminuido. En estos momentos, simplemente ha decidido limitarse a mantener una relación comercial con Gondor, provechosa para todos, para evitar un enfrentamiento directo.

Pero si es cierto que Kadom ha regresado, eso puede cambiar. Kadom fue servidor del Señor Oscuro. Tal vez no un servidor muy importante, pero si uno muy astuto. No fue un esclavo sin mente o un bruto descerebrado. Kadom fue general de Umbar, instruido, educado... Un caballero si no tuviese esas aspiraciones imperialistas.

Kadom apoyó a Sauron al ver una oportunidad de ampliar el área de influencia de Umbar. Confiaba en que después de vencer a Gondor, estaría lo bastante debilitado como para que Umbar pudiese derrocarle después de que el Señor Oscuro se hiciese con el poder. Pero se equivocó. Sauron no se hizo con el poder, y Umbar se quedó peor que en un principio por haberlo apoyado. Para suavizar las cosas, Umbar decidió comerciar con Gondor, cosa que en principio el Rey vio con recelo, pero la economía es la economía, y después de la Guerra del Anillo Gondor necesitaba cuanta ayuda pudiese encontrar.

Kadom no vio este cambio de actitud con buenos ojos. Opinaba que Umbar debería aprovechar la debilidad de Gondor tras la Guerra para acabar lo que Sauron empezó. Los líderes de Umbar se negaron y Kadom decidió continuar sus planes por su cuenta.

El padre de Akon, y él mismo ahora, nunca se fió de la aparentemente amistosa relación comercial con Umbar, por eso creó el ejército de Thianna, sabiendo que Umbar no olvidaría sus deseos de conquistar Gondor. Y ahora que Kadom ha vuelto, Akon está seguro de que más de uno en Umbar empezará a prestar oídos a sus ideas. El ataque a Taryn seguro que ha sido un tanteo para demostrar que Thianna es vulnerable. "Pues se equivoca...", piensa Akon mientras mira en el mapa la posición de sus tropas.

- Mi Señor... vuestra hermana ha llegado

- Gracias Noa, iré enseguida - Akon no puede reprimir una sonrisa. Al menos ocurre algo alegre en estos días. Su hermana, su sobrino y su mejor aliado regresan de un largo viaje.

Akon hecha un último vistazo al mapa y toma nota de las posiciones conocidas de las fuerzas de Umbar. Tendrá que repasarlas por si se le ha escapado algo. Más tranquilo, Akon sale de la Sala de Guerra y camina hacia el Salón Principal en busca de su hermana.

- ¡Ayorel! - Akon camina a grandes zancadas hacia su hermana mientras por un momento desaparecen todas sus preocupaciones respecto a Umbar.

- ¡Akon! - Ayorel camina hacia su hermano con una sonrisa, pero de pronto frunce el ceño imperceptiblemente, aunque procura que los demás no lo noten. Ha visto la ropa de su hermano.

Akon abraza a su hermana pequeña, levantándola en el aire como cuando eran niños.

- Me alegro tanto de verte, hermanita... - Akon habla casi en un susurro, sin soltarla.

- Yo también, Akon... pero ahora bájame - Ayorel sonríe a su hermano, hablando también en susurros. Siempre ha sido la más calmada de los tres

Akon deja a su hermana en el suelo y la contempla con una sonrisa.

- Estás preciosa... - Akon se reprime y decide que los demás abrazos pueden esperar

- Siempre lo está - La grave voz del Jinete resuena en la sala

Akon mira tras su hermana y observa a su aliado y amigo.

- Espero que el viaje te haya sentando bien, viejo amigo - Akon sabe lo mucho que Halad odia los barcos y el frío, así que espera una airada respuesta del Baakun

- Muy gracioso. La próxima vez que quieras enviar algún mensaje a esos estirados del Norte, no cuentes conmigo - Halad refunfuña

- Ejem... - Una discreta y breve tosecilla se oye tras Halad

- Ah, casi lo olvido... Akon, tenemos una visita distinguida...

Akon contempla a la delicada Dama que se asoma entre los guardias, rubia y de piel pálida.

- Alteza... - Akon se acerca a la Dama y educadamente se inclina ante ella

- Por favor, Akon... sabes que no tienes que hacer eso

- Mis respetos, Alteza - Por supuesto que Akon sabe que no tiene que inclinarse ante ella. Desde que ambos se conocieron, cuando ella era una niña y el poco más joven que ahora, supo que la hija menor del Rey estaba prendada de él... algo que le ha causado más de un problema a Akon.

- Mi Padre, el Rey, me ha enviado con sus saludos para comprobar lo que vuestra hermana ha contado a los nobles en Minas Tirith

Akon frunce el ceño. Menudo momento para que la Princesa aparezca en Thianna. "¿Qué diablos se propone el Rey enviándola aquí?". La Princesa nota el fruncimiento de Akon. Ella sabe que no la ama, no como ella quisiera al menos, pero nunca ha dejado de intentar que él cambie su actitud. Hasta ahora, sus obligaciones y, por supuesto, el recuerdo de su prometida han evitado que eso ocurra. En estos años ni siquiera ha conseguido que la llame por su nombre. Siempre 'Alteza', o 'Mi Señora'. Alguna sonrisa a veces... pero nada más. La tristeza embarga el corazón de la joven, pero su orgullo de sangre real evita que se note su desánimo.

- Mi Señora... en estos momentos... - Akon no quiere dar detalles aún a nadie fuera de la Familia o aliados - ...no es un buen momento para visitas

- Lo sé. He visto tus tropas... y tu atuendo - La Princesa lo observa reprimiendo la atracción que siente por él. Su corazón le ama, y su mente además considera otras implicaciones. Unir Thianna con la Casa Real. Eso daría un poder a su Padre que hace mucho que no tiene, perdido a manos de los nobles y sus disputas.

- Mi Señora, si hubiese sabido que veníais... os hubiese recibido de una manera más adecuada - Akon mira de reojo a su hermana, pensando "¿Por qué no me avisaste?". Ayorel comprende la mirada, y no puede reprocharle a su hermano su actitud. En cuanto ha visto sus ropas y los movimientos de tropas ha comprendido que algo grave ocurre, más de lo que pensaba cuando Akon envió los dragones a buscarles a Korias.

- No importa Akon... - El Duque tiene que reprimir su fastidio. Siempre le llama por su nombre. Demasiado familiar. "Sabe que no la amo...", tiene que recordarse, "...y aún así, sigue intentándolo". Akon no puede evitar sentir, como otras veces, pena por la joven.

Ayorel mira a su hermano, sabiendo lo que piensa. Ella también siente pena por la joven, igual que por Hessa, su amiga y cuñada. Espera que algún día su hermano sea capaz de olvidar la pena que soporta y pueda ser feliz junto a alguien... Aunque las cosas siempre parezcan oponerse.

- Hermano, he visto los soldados... ¿has enviado tropas a Taryn? - Ayorel está segura de que los planes de su hermano no son tan sencillos

- A Taryn y a Korias. Y dos galeones a la ruta de Umbar - Akon sabe que eso disgustará a su hermana - También he ordenado preparar refuerzos para Kiatar - Akon 'olvida' deliberadamente mencionar Kalem.

- ¿Galeones? Umbar podría interpretar eso... - Akon sabe exactamente lo que su hermana va a decir, pero se mantiene callado. Ayorel lo comprende y no termina la frase.

- Sé lo que piensas, hermana, pero sabes que no hay otro modo.

- ¿Crees que ha sido 'él'? - Es obvio que Ayorel se refiere a Kadom.

- ¿Quién si no? El Embajador no estaba informado, eso es seguro, aunque de todos modos trataré de confirmarlo por otras fuentes. Dudo que Umbar haya intervenido, aunque es casi seguro de que alguien en la capital estaba informado.

- ¿Qué vas a hacer? - Ayorel sabe que su hermano no se habrá conformado con una demostración de fuerza al enviar los galeones.

- He ordenado movilizar a la Reserva. Enviaré todo lo que pueda al Muro de Arena y he alertado a la Flota. En estos momentos Aryadel estará ya al tanto, así que o bien marchará sobre Umbar... - Akon deja claro con su tono que se trata de una broma - ...o clamará porque le envíe más tropas... un momento... - Akon frunce el ceño - ¡¿Dónde está mi sobrino?!

Probablemente Harond, el hijo de Ayorel y Halad, sea la mayor alegría en la vida de Akon. Para el Duque de Thianna, el pequeño representa lo que podría ser el futuro de su tierra. Los Sheda y los Baakun, unidos.

- Está aquí, Mi Señor - Una hermosa joven de piel de ébano sale de entre la escolta con el pequeño en brazos, dormido. Akon reconoce de inmediato a Hessa, hermana de Halad, y una punzada atraviesa su corazón. Sabe que ella, al igual que la Princesa, le ama. Y en este caso la pena es aún mayor para Akon. Quiere a esa joven como una hermana, pero su corazón tampoco puede corresponderla como ella desea, y Hessa lo sabe y comprende, así que al contrario que la Princesa, hace mucho que aceptó los hechos.

Akon se acerca rápidamente a Hessa y su sobrino, y por un momento se vuelve hacia su hermana, pidiendo permiso, sin palabras, para sostenerlo. Permiso que, por supuesto, recibe con una sonrisa. Con delicadeza, Hessa ofrece a Akon al pequeño, y este lo sostiene con cuidado. Resulta casi cómica la imagen del joven soldado sosteniendo al bebé de apenas un año como si fuese, y para él lo es, el mayor tesoro del mundo.

- Ha crecido tanto... - Akon sonríe al bebé dormido mientras la 'Mirada de Elfo' asoma a sus ojos. Poco a poco, el bebé abre los ojos y sonríe a su tío. Akon le enseña un dedo, que el pequeño agarra con su manita.

- Apenas ha pasado un mes, hermano - Ayorel sonríe

- Aún así, el viaje parece haberle sentado bien

- Si, es un bebé fuerte - Ayorel se acerca para abrazar a su hermano y a su hijo

- Como corresponde a un Baakun - Halad abre la boca casi por primera vez. No ha querido interrumpir, dejando a Akon disfrutar de este momento. Sabe que luego deberán tratar asuntos mucho menos agradables.

- Afortunadamente, ha heredado la belleza de los Sheda - Akon se ríe, no muy fuerte para no asustar al bebé. El Señor de los Baakun también se ríe estruendosamente, pero el bebé conoce perfectamente la risa de su padre y no se inmuta.

- Bueno... creo que Harond tiene que descansar. El viaje ha sido largo... y hay muchas cosas que hacer todavía - Ayorel coge a su hijo de brazos de Akon, lo arrulla durante un momento y se lo da a su tía, que lo arropa de nuevo con cuidado. Akon hace una imperceptible mueca. No es la primera vez que siente algo extraño cuando ve a Hessa coger a su sobrino en brazos. Ayorel lo nota, pero no dice nada al respecto. - Por favor, Hessa, lleva a Harond a casa... nosotros tenemos asuntos que tratar.

- Si, Mi Señora - Hessa, a pesar de ser la mejor amiga de Ayorel, siempre la trata como a su Señora cuando se trata de asuntos oficiales, como bien sabe que se van a tratar.

- Espera - Un ligero brillo aparece en los ojos de Hessa al escuchar a Akon, cosa que hasta la Princesa, para su disgusto, nota - Esos asuntos aún pueden esperar. Debéis descansar. Además, todavía tiene que llegar el enviado de los Ëaressi... y yo debo 'dejarme ver' en la ciudad. La gente está algo intranquila con el movimiento de tropas.

- ¿Estás seguro, Akon? - Ayorel sabe que sí, pero quiere asegurarse de que su hermano tiene todos los cabos bien atados. Siente que algo más preocupa al Duque, pero no dice nada. Ya hablarán más tarde. Además es cierto que debe descansar. El viaje ha sido largo.

- Si, hermana. No te preocupes. Por el momento las cosas están bajo control. Id a descansar.

Akon se despide por el momento de su hermana y los demás, pero al disculparse con la Princesa...

- ¿Puedo acompañarte por la ciudad? Por favor... - Los ojos de la Princesa suplican un 'sí' a Akon. "Al menos concédeme eso..." - Sólo la visité una vez, hace muchos años, ¿recuerdas?

- ...está bien, Alteza - Akon sabe que no hace tantos años. La Princesa apenas ha alcanzado la mayoría de edad y, después de todo, él la sigue considerando una niña. Sin embargo, Akon se recuerda que él no es mucho mayor - Ordenaré que preparen vuestro caballo

- Gracias Akon... - La Princesa ofrece su brazo para que Akon lo tome y la acompañe fuera.

Mientras se alejan, Ayorel frunce el ceño, al igual que Hessa, ambas por razones similares. Halad, Señor de los Baakun no puede evitar refunfuñar. Preferiría que fuese su propia hermana quien fuese del brazo de Akon.

Akon y la Princesa salen al patio, donde la escolta y sus caballos les esperan...

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