En pié de guerra
Bien, ya es 'oficial'. El ajetreo en los cuarteles ha hecho que la noticia corra como el rayo a través de la ciudad, como si el barrito de los alterados mumakil hubiese dejado alguna duda. Thianna está en guerra, o lo estará, y toda la ciudad lo sabe antes del amanecer.
Akon observa la salida del Primer Regimiento de la Guardia de Arena hacia Taryn. Llegarán en menos de una semana, con suerte, aunque Korias, más cercana, ya habrá enviado para entonces cuanta ayuda haya podido. Eso le recuerda que el Segundo Regimiento irá allí, a Korias, a sustituir a las tropas que se hayan desplazado a Taryn.
La mente del Joven Duque funciona ahora a varios niveles. Un lado, el General, planea los siguientes movimientos: Los galeones que van hacia Umbar, más tropas para Kiatar, reforzar el Muro de Arena... El Duque, por su lado, piensa en las implicaciones políticas de las acciones del General: La reacción de Umbar ante el envío de tropas, la respuesta del Rey a su petición de apoyo, la oposición de los Nobles,...
Por último está... sólo Akon. No deja de pensar en lo 'grande' que le viene todo esto. Apenas tiene 25 años. Las vidas de miles de personas dependen de sus decisiones... y él echa de menos a su padre, y a su madre... y a Yanna. Ha estado sólo desde entonces. Sus hermanas y todos los demás han hecho cuanto han podido, a veces incluso más. Rechazar lo que Hessa siente por él también fue duro. Tal vez alejarse de los demás le facilite las cosas, aunque Akon no nota una gran diferencia. Las decisiones como Duque y General no se han hecho más fáciles.
Al contrario. Es más consciente que nadie de lo que ocurre. Tiene que ver todo desde lejos, con todas sus ramificaciones. Y eso supera al muchacho que hay en él.
Akon suspira. Es hora de dejarse de divagaciones. Akon, sólo Akon, es relegado a un rincón de su mente. Ahora el Duque y el General toman el mando. El Embajador está de camino, y su hermana Ayorel con el Jinete. Sabe que sus noticias no serán buenas. Por enésima vez la Corte se habrá reído de sus argumentos sobre la amenaza que suponen los Saqueadores Negros de Gosel Kadom. El Barón se habrá ocupado de eso, retorciéndolo todo y poniendo en contra suya al resto de nobles.
¿El Rey? ¿Qué va a hacer? Hace años ya estuvo a punto de enfrentarse a una guerra civil a causa de la independencia con la que actúa Thianna. Dion, el padre de Akon, tuvo que ceder en bien de la paz. Pero esta vez la guerra llama a las puertas de Thianna, que también lo son de Gondor. Y los Nobles tendrán que atender la llamada, o asumir las consecuencias. Akon protegerá Thianna con todas sus fuerzas, no sólo por ser la frontera sur de Gondor, si no porque es su hogar, su gente, todo lo que ama.
Akon sacude la cabeza. Otra vez ha vuelto a divagar. Mira el mar, que dentro de poco empezará a iluminarse con la salida del sol. Comprueba sus ropas, un hábito del General antes de la batalla. Esta vez no lleva el 'uniforme' de diario, polainas y blusón. Ni siquiera es uno de esos 'elegantes' trajes que se ha visto obligado a llevar debido al protocolo. No, nada de eso. Thianna está en guerra y él obrará en consecuencia.
La vieja espada de su padre, cuidada como el mayor de los tesoros, envainada y colgada de su cinturón, cota de malla, el emblema de la Casa Sheda en el pecho, guantes, botas gruesas y pesadas... las ropas del Señor de Thianna, del Comandante de la Guardia Ducal (que es lo mismo que decir de todo su Ejército), las ropas de un soldado. Lo que es, antes que Duque, General o Akon. Un soldado de Thianna. El Primer Soldado, como sus hombres llaman al Señor de Thianna en tiempos de guerra. Sólo la capa, negra sobre los ropajes azules y grises, es una concesión. Tener un aire siniestro, ese es su objetivo. Respeto de los suyos, y miedo en el enemigo. Esa es la idea.
Akon deja de mirar la bahía con sus ojos de elfo. De pronto recuerda a Lia, Sólo Lia... Se niega a pensar en su padre. Es justo que le conceda eso. Ella ha visto sus ojos, y se ha dado cuenta. Ha visto más allá del respeto o del miedo que inspiran. Quien sabe, tal vez haya visto al verdadero Akon tras todas las capas que lo cubren.
Akon Sheda, Señor de Thianna, camina por los corredores del castillo, de camino al Salón Principal. Noa ha llevado allí al Embajador. Un lugar grande, para que se sienta pequeño. Thianna no tolerará una amenaza contra su pueblo. Los soldados de la Guardia saludan con un ligero movimiento de cabeza cuando pasa ante ellos. No hace falta más. Nada de grandes saludos o gestos. Eso es para los nobles, que gustan de inclinaciones de sus súbditos para recordar lo 'grandes' que son.
No, Thianna es un pueblo de soldados, construido por soldados y sus familias. En estos momentos, toda la ciudad estará enterada ya. En los comercios y casas de la ciudad aparecerá, apoyado en una pared, o colgado de un gancho, el recordatorio de que los hombres de Thianna, y algunas de sus mujeres, son soldados. La gente de Thianna ha aprendido con los años. Todos los soldados tendrán su mochila, su uniforme y su espada a mano, esperando ser movilizados. Seguirán trabajando hasta entonces.
Un viajero de Rohan que visita la ciudad para comprobar si los caballos de Harad son tan impresionantes como dicen y con suerte ver de lejos a ese al que llaman Kareas, "El que no envejece", se detiene en una panadería a comprar algo que desayunar. Lleva unos días en la ciudad, esperando poder comprar algunos buenos caballos para llevar a Rohan y cruzar con los mearas. El hombre, cuyo nombre no importa, estuvo en la batalla del Abismo de Helm, durante la Guerra del Anillo, siendo joven. También fue soldado.
Durante unos segundos mira hacia una esquina, al otro lado del mostrador de la panadería. Ve la espada, colgada del cinto, con la mochila y la guerrera, con el escudo de los Sheda semioculto entre las arrugas. No estaban las dos veces que vino en días anteriores.
El panadero se da cuenta de la mirada del hombre de Rohan, y por un momento se tensa, pero reconoce los rasgos de un Hombre Libre, y se relaja lo suficiente para que el otro hombre no se ponga nervioso. El hombre de Rohan mira al panadero y ve en sus ojos lo que vio hace tanto en Helm: La mirada de alguien que espera la llegada del enemigo. Cuando este tratante de caballos, veterano del Abismo de Helm, regrese a Rohan con los Caballos de las Arenas, los Khasas, como los llaman los Baakun, recordará como buen soldado comentar lo que ha visto con algunos viejos amigos, todos veteranos de Helm. Rohan sabrá que Thianna está en guerra.
¿Y la gente del campo? Lo sabrán al atardecer. Los primeros campesinos ya han llegado a la ciudad al amanecer, a vender sus productos. Y ya se han cruzado con el regimiento que va de camino a Taryn y han visto a sus compañeros preparados para cuando sean llamados a filas. Si, los pueblos y granjas de los alrededores lo sabrán al atardecer. En cuanto al resto, no importa. Un cambio en la luz de la Torre, que además de hacia el mar también ilumina tierra adentro, y todos los puestos de los alrededores lo sabrán. Y ellos avisarán a los que estén más lejanos, y estos a los siguientes... Mañana toda Thianna sabrá que se prepara para la guerra.
Bien. Akon sabe que su pueblo funcionará como lo que es, un ejército bien entrenado. No hay pánico en las calles, ni unas voces más altas que otras. No hay soldados corriendo de un lado a otro dando alarmas, ni haciendo sonar campanas, cuernos o tambores. La calma antes de la tormenta. Las carreras y los gritos llegarán cuando todo ya esté listo, con las espadas desenvainadas y el enemigo mirándote, enfrente de ti.
Akon abre las puertas del Salón Principal. Un toque dramático, pero necesario para llamar la atención del Embajador, sentado desde hace 10 minutos en una silla, frente al vacío sillón del Duque que preside la mesa del Salón. Sus guardias le rodean instintivamente, más para protegerse a sí mismos ("¿Quién osaría atacar al Embajador de Umbar?", piensan) que a su jefe. Y la Guardia Ducal flanqueando las paredes y entradas del Salón. Noa espera junto al sillón del Duque. Ha escogido a los más fuertes y con aspecto más amenazador, sabiendo lo que su Duque se propone.
El Duque observa al Embajador sin decir nada mientras se acerca a su sillón (que casi nunca utiliza). Aman Fadhir no se levanta. No se siente amenazado (al contrario de su escolta). Es un diplomático profesional. Si firmó el Tratado de Kalem en nombre de Umbar, ¿por qué iba a ponerse nervioso por ser traído casi a rastras ante este... aprendiz de Duque? Pero entrecierra ligeramente los ojos cuando ve la indumentaria de Akon. Nada de trajes elegantes o escandalosos. "¡Se prepara para la guerra!". Ese pensamiento atraviesa la mente de Aman como una flecha, y a duras penas oculta su sorpresa. "¿Qué está pasando?".
Akon se sienta con calma en el sillón, desparramando la capa, como una gran ave de presa... como el halcón que preside su estandarte. No habrá rodeos.
- Taryn ha sido atacado, Embajador Fadhir - Akon observa la reacción de Aman, que tras la aparición de Akon en uniforme de batalla ya no está tan tranquilo. "No lo sabía, él no ha sido informado", es la conclusión de Akon.
- Duque... - El Embajador nunca diría 'Mi Señor' o algo así - ...estoy seguro de que se trata...
- ¿...de bandidos? - Akon mira seriamente al Embajador. Ambos saben que no han sido bandidos. El Duque no traería aquí al Embajador de Umbar del modo en que lo ha hecho de ser así. Akon observa de nuevo la reacción del Embajador. "Ya no soy tan joven e inexperto, ¿verdad?". Incluso encuentra divertido el aspecto del Embajador. Cuando le dijo a Noa que lo sacase del burdel en que estuviese metido parece que dio en el clavo.
- Bueno... - Definitivamente ya no está tranquilo - ¿...estáis seguro de que...?
- Unos 500 hombres de Harad... y 2 mumakil - El Embajador sabe que en teoría sólo Thianna y Umbar poseen mumakil - La guarnición de Taryn ha perdido más de la mitad de sus efectivos antes de conseguir rechazarlos. Los mumakil fueron abatidos después de atravesar las puertas. Y parte de la ciudad ha sido destruida por el fuego. La población está huyendo a Korias en busca de refugio.
- Yo... - "No sabes que decir, ¿verdad? No estabas informado", piensa Akon mientras contempla la duda en los ojos del Embajador - ...estoy seguro de que vuestros soldados ya controlan la situación... ¿verdad? - "¿Quieres saber si he perdido el control de una sección del Muro de Arena? ¿Es eso?", se dice Akon
- Si, así es. He enviado un regimiento de la Guardia de Arena a Taryn, y Korias ha mandado refuerzos - "Si, querido Embajador, mi ejército se está moviendo... por eso Noa te ha traído hasta mí por las calles, para que veas al Primer Regimiento salir de la ciudad". El Embajador también 'escucha' el pensamiento de Akon.
- También he enviado dos galeones a proteger el comercio con Umbar - Esa es la apuesta más fuerte. El Embajador sabe que eso quiere decir que los dos galeones van directamente a Umbar - Supongo que comprende que desee que el... incidente de Taryn no afecte a nuestras relaciones comerciales - Una concesión. "No estoy tan enfadado", eso es lo que creerá el Embajador.
- Yo... estoy seguro de que... - La mente del Embajador trabaja a toda prisa. Lo que diga ahora puede fijar la postura de Umbar respecto al incidente - ...de que Vos hacéis lo posible por llevar este asunto del mejor modo posible - "Que viene a ser lo mismo que decir que no sabes que hacer", piensa Akon.
- Por supuesto, Embajador. En breve mi hermana Lady Ayorel y su Esposo - "Ya sé que el Jinete no te cae bien..." - regresarán a Thianna y consultaré con ellos sobre otras iniciativas. Entre tanto, le agradecería que comunicase a Umbar mi deseo de que ambas partes colaboremos para aclarar este asunto - "Más vale a Umbar que no haya ayudado al responsable", quiere decir realmente Akon
- ¿Deseáis algo más, Duque?
- No, nada más. Os mantendré informado. Y espero que Vos me traigáis noticias de Umbar lo antes posible
- Así se hará, Duque
Sin más, Akon hace una seña a la Guardia, que abre las puertas del Salón para que el Embajador y su escolta se vaya. Cuando lo ha hecho, la Guardia sale y Akon se queda a solas con Noa Skolem.
- Umbar no aceptará un ultimátum
- No les he dado un ultimátum
- Pero lo tomarán así. Dos galeones frente a sus costas, soldados de camino a la frontera... Puede que en lenguaje diplomático sea otra cosa, pero no deja de ser un ultimátum.
- Por eso es 'lenguaje diplomático', Noa. Mientras no les amenaces expresamente se perderán en palabrería. ¿Y mi hermana?
- Lady Ayorel y el Jinete están de camino. Dos dragones los traen hacia aquí
- ¿Y el Segundo Regimiento?
- Estará listo por la tarde. Hay problemas con los carros - Que el ejército de Thianna sea competente no quiere decir que esté exento de imprevistos.
- Que esperen. En cuanto haya buques disponibles que embarquen y vayan a Kiatar. Quiero reforzar todo el Muro de Arena
- ¿Y Kalem? - Noa pregunta por la tercera ciudad que forma el Muro de Arena, de hecho por la más importante, al extrañarse de que Akon quiera 'reforzar todo el Muro' y no la haya nombrado
- Por el momento Aryadel tendrá que arreglárselas sola. Cuando pueda enviaré lo que haya. Además, están los Baakun - A Akon no le gusta mentir a su lugarteniente, pero no puede decirle que Lia le ha avisado de que puede haber un ataque sobre Kalem.
- No sabemos cuantos son, en realidad - Noa se da cuenta de que Akon trama algo respecto a Kalem, pero se calla sus sospechas. Si Akon no se lo ha dicho, es que no necesita saberlo... aún.
- Nunca lo hemos sabido. Y dudo que alguna vez lo sepamos. Ni siquiera mi cuñado debe saber cuantos Baakun hay en realidad. Pero es igual. Kalem tendrá que esperar - "Y yo no puedo reforzarlo así por las buenas si es cierto lo que dijo Lia... tengo que preparar una trampa a Kadom" - Además, Kalem sigue siendo nuestro bastión principal después de la capital. Se apañarán por el momento. Bien, Noa, eso es todo. En cuanto llegue mi hermana que venga a verme
- Si, Mi Duque
Ahora Akon se queda solo de nuevo. "Bueno, las cosas ya están en marcha", piensa un poco más relajado. Ahora solo faltan las noticias que traiga su hermana Ayorel de Minas Tirith (aunque ya se imagina cuales son) y preparar Kalem por si lo que dijo Lia es cierto. "Lia...". Akon sigue sin hacerse a la idea de que sea verdaderamente la hija de Kadom, pero algo le dice que es cierto y, para sorprenderse aún más a si mismo, algo también le dice que puede confiar en ella.
Akon tendrá que hablar con el Sargento Mayor sobre ella. Si de veras quiere ser soldado... "Al menos está instruida". Akon hace una mueca al recordar que no se le da demasiado bien el manejo de la espada. "Pero un soldado no solo puede manejar espadas...". A lo mejor se le puede encontrar un trabajo más acorde con sus habilidades.
Mientras medita al respecto, y el General y el Duque hacen lo propio con sus respectivos asuntos, Akon se levanta y sale del Salón. "Es hora de sacar a Kareas del establo...".
Akon observa la salida del Primer Regimiento de la Guardia de Arena hacia Taryn. Llegarán en menos de una semana, con suerte, aunque Korias, más cercana, ya habrá enviado para entonces cuanta ayuda haya podido. Eso le recuerda que el Segundo Regimiento irá allí, a Korias, a sustituir a las tropas que se hayan desplazado a Taryn.
La mente del Joven Duque funciona ahora a varios niveles. Un lado, el General, planea los siguientes movimientos: Los galeones que van hacia Umbar, más tropas para Kiatar, reforzar el Muro de Arena... El Duque, por su lado, piensa en las implicaciones políticas de las acciones del General: La reacción de Umbar ante el envío de tropas, la respuesta del Rey a su petición de apoyo, la oposición de los Nobles,...
Por último está... sólo Akon. No deja de pensar en lo 'grande' que le viene todo esto. Apenas tiene 25 años. Las vidas de miles de personas dependen de sus decisiones... y él echa de menos a su padre, y a su madre... y a Yanna. Ha estado sólo desde entonces. Sus hermanas y todos los demás han hecho cuanto han podido, a veces incluso más. Rechazar lo que Hessa siente por él también fue duro. Tal vez alejarse de los demás le facilite las cosas, aunque Akon no nota una gran diferencia. Las decisiones como Duque y General no se han hecho más fáciles.
Al contrario. Es más consciente que nadie de lo que ocurre. Tiene que ver todo desde lejos, con todas sus ramificaciones. Y eso supera al muchacho que hay en él.
Akon suspira. Es hora de dejarse de divagaciones. Akon, sólo Akon, es relegado a un rincón de su mente. Ahora el Duque y el General toman el mando. El Embajador está de camino, y su hermana Ayorel con el Jinete. Sabe que sus noticias no serán buenas. Por enésima vez la Corte se habrá reído de sus argumentos sobre la amenaza que suponen los Saqueadores Negros de Gosel Kadom. El Barón se habrá ocupado de eso, retorciéndolo todo y poniendo en contra suya al resto de nobles.
¿El Rey? ¿Qué va a hacer? Hace años ya estuvo a punto de enfrentarse a una guerra civil a causa de la independencia con la que actúa Thianna. Dion, el padre de Akon, tuvo que ceder en bien de la paz. Pero esta vez la guerra llama a las puertas de Thianna, que también lo son de Gondor. Y los Nobles tendrán que atender la llamada, o asumir las consecuencias. Akon protegerá Thianna con todas sus fuerzas, no sólo por ser la frontera sur de Gondor, si no porque es su hogar, su gente, todo lo que ama.
Akon sacude la cabeza. Otra vez ha vuelto a divagar. Mira el mar, que dentro de poco empezará a iluminarse con la salida del sol. Comprueba sus ropas, un hábito del General antes de la batalla. Esta vez no lleva el 'uniforme' de diario, polainas y blusón. Ni siquiera es uno de esos 'elegantes' trajes que se ha visto obligado a llevar debido al protocolo. No, nada de eso. Thianna está en guerra y él obrará en consecuencia.
La vieja espada de su padre, cuidada como el mayor de los tesoros, envainada y colgada de su cinturón, cota de malla, el emblema de la Casa Sheda en el pecho, guantes, botas gruesas y pesadas... las ropas del Señor de Thianna, del Comandante de la Guardia Ducal (que es lo mismo que decir de todo su Ejército), las ropas de un soldado. Lo que es, antes que Duque, General o Akon. Un soldado de Thianna. El Primer Soldado, como sus hombres llaman al Señor de Thianna en tiempos de guerra. Sólo la capa, negra sobre los ropajes azules y grises, es una concesión. Tener un aire siniestro, ese es su objetivo. Respeto de los suyos, y miedo en el enemigo. Esa es la idea.
Akon deja de mirar la bahía con sus ojos de elfo. De pronto recuerda a Lia, Sólo Lia... Se niega a pensar en su padre. Es justo que le conceda eso. Ella ha visto sus ojos, y se ha dado cuenta. Ha visto más allá del respeto o del miedo que inspiran. Quien sabe, tal vez haya visto al verdadero Akon tras todas las capas que lo cubren.
Akon Sheda, Señor de Thianna, camina por los corredores del castillo, de camino al Salón Principal. Noa ha llevado allí al Embajador. Un lugar grande, para que se sienta pequeño. Thianna no tolerará una amenaza contra su pueblo. Los soldados de la Guardia saludan con un ligero movimiento de cabeza cuando pasa ante ellos. No hace falta más. Nada de grandes saludos o gestos. Eso es para los nobles, que gustan de inclinaciones de sus súbditos para recordar lo 'grandes' que son.
No, Thianna es un pueblo de soldados, construido por soldados y sus familias. En estos momentos, toda la ciudad estará enterada ya. En los comercios y casas de la ciudad aparecerá, apoyado en una pared, o colgado de un gancho, el recordatorio de que los hombres de Thianna, y algunas de sus mujeres, son soldados. La gente de Thianna ha aprendido con los años. Todos los soldados tendrán su mochila, su uniforme y su espada a mano, esperando ser movilizados. Seguirán trabajando hasta entonces.
Un viajero de Rohan que visita la ciudad para comprobar si los caballos de Harad son tan impresionantes como dicen y con suerte ver de lejos a ese al que llaman Kareas, "El que no envejece", se detiene en una panadería a comprar algo que desayunar. Lleva unos días en la ciudad, esperando poder comprar algunos buenos caballos para llevar a Rohan y cruzar con los mearas. El hombre, cuyo nombre no importa, estuvo en la batalla del Abismo de Helm, durante la Guerra del Anillo, siendo joven. También fue soldado.
Durante unos segundos mira hacia una esquina, al otro lado del mostrador de la panadería. Ve la espada, colgada del cinto, con la mochila y la guerrera, con el escudo de los Sheda semioculto entre las arrugas. No estaban las dos veces que vino en días anteriores.
El panadero se da cuenta de la mirada del hombre de Rohan, y por un momento se tensa, pero reconoce los rasgos de un Hombre Libre, y se relaja lo suficiente para que el otro hombre no se ponga nervioso. El hombre de Rohan mira al panadero y ve en sus ojos lo que vio hace tanto en Helm: La mirada de alguien que espera la llegada del enemigo. Cuando este tratante de caballos, veterano del Abismo de Helm, regrese a Rohan con los Caballos de las Arenas, los Khasas, como los llaman los Baakun, recordará como buen soldado comentar lo que ha visto con algunos viejos amigos, todos veteranos de Helm. Rohan sabrá que Thianna está en guerra.
¿Y la gente del campo? Lo sabrán al atardecer. Los primeros campesinos ya han llegado a la ciudad al amanecer, a vender sus productos. Y ya se han cruzado con el regimiento que va de camino a Taryn y han visto a sus compañeros preparados para cuando sean llamados a filas. Si, los pueblos y granjas de los alrededores lo sabrán al atardecer. En cuanto al resto, no importa. Un cambio en la luz de la Torre, que además de hacia el mar también ilumina tierra adentro, y todos los puestos de los alrededores lo sabrán. Y ellos avisarán a los que estén más lejanos, y estos a los siguientes... Mañana toda Thianna sabrá que se prepara para la guerra.
Bien. Akon sabe que su pueblo funcionará como lo que es, un ejército bien entrenado. No hay pánico en las calles, ni unas voces más altas que otras. No hay soldados corriendo de un lado a otro dando alarmas, ni haciendo sonar campanas, cuernos o tambores. La calma antes de la tormenta. Las carreras y los gritos llegarán cuando todo ya esté listo, con las espadas desenvainadas y el enemigo mirándote, enfrente de ti.
Akon abre las puertas del Salón Principal. Un toque dramático, pero necesario para llamar la atención del Embajador, sentado desde hace 10 minutos en una silla, frente al vacío sillón del Duque que preside la mesa del Salón. Sus guardias le rodean instintivamente, más para protegerse a sí mismos ("¿Quién osaría atacar al Embajador de Umbar?", piensan) que a su jefe. Y la Guardia Ducal flanqueando las paredes y entradas del Salón. Noa espera junto al sillón del Duque. Ha escogido a los más fuertes y con aspecto más amenazador, sabiendo lo que su Duque se propone.
El Duque observa al Embajador sin decir nada mientras se acerca a su sillón (que casi nunca utiliza). Aman Fadhir no se levanta. No se siente amenazado (al contrario de su escolta). Es un diplomático profesional. Si firmó el Tratado de Kalem en nombre de Umbar, ¿por qué iba a ponerse nervioso por ser traído casi a rastras ante este... aprendiz de Duque? Pero entrecierra ligeramente los ojos cuando ve la indumentaria de Akon. Nada de trajes elegantes o escandalosos. "¡Se prepara para la guerra!". Ese pensamiento atraviesa la mente de Aman como una flecha, y a duras penas oculta su sorpresa. "¿Qué está pasando?".
Akon se sienta con calma en el sillón, desparramando la capa, como una gran ave de presa... como el halcón que preside su estandarte. No habrá rodeos.
- Taryn ha sido atacado, Embajador Fadhir - Akon observa la reacción de Aman, que tras la aparición de Akon en uniforme de batalla ya no está tan tranquilo. "No lo sabía, él no ha sido informado", es la conclusión de Akon.
- Duque... - El Embajador nunca diría 'Mi Señor' o algo así - ...estoy seguro de que se trata...
- ¿...de bandidos? - Akon mira seriamente al Embajador. Ambos saben que no han sido bandidos. El Duque no traería aquí al Embajador de Umbar del modo en que lo ha hecho de ser así. Akon observa de nuevo la reacción del Embajador. "Ya no soy tan joven e inexperto, ¿verdad?". Incluso encuentra divertido el aspecto del Embajador. Cuando le dijo a Noa que lo sacase del burdel en que estuviese metido parece que dio en el clavo.
- Bueno... - Definitivamente ya no está tranquilo - ¿...estáis seguro de que...?
- Unos 500 hombres de Harad... y 2 mumakil - El Embajador sabe que en teoría sólo Thianna y Umbar poseen mumakil - La guarnición de Taryn ha perdido más de la mitad de sus efectivos antes de conseguir rechazarlos. Los mumakil fueron abatidos después de atravesar las puertas. Y parte de la ciudad ha sido destruida por el fuego. La población está huyendo a Korias en busca de refugio.
- Yo... - "No sabes que decir, ¿verdad? No estabas informado", piensa Akon mientras contempla la duda en los ojos del Embajador - ...estoy seguro de que vuestros soldados ya controlan la situación... ¿verdad? - "¿Quieres saber si he perdido el control de una sección del Muro de Arena? ¿Es eso?", se dice Akon
- Si, así es. He enviado un regimiento de la Guardia de Arena a Taryn, y Korias ha mandado refuerzos - "Si, querido Embajador, mi ejército se está moviendo... por eso Noa te ha traído hasta mí por las calles, para que veas al Primer Regimiento salir de la ciudad". El Embajador también 'escucha' el pensamiento de Akon.
- También he enviado dos galeones a proteger el comercio con Umbar - Esa es la apuesta más fuerte. El Embajador sabe que eso quiere decir que los dos galeones van directamente a Umbar - Supongo que comprende que desee que el... incidente de Taryn no afecte a nuestras relaciones comerciales - Una concesión. "No estoy tan enfadado", eso es lo que creerá el Embajador.
- Yo... estoy seguro de que... - La mente del Embajador trabaja a toda prisa. Lo que diga ahora puede fijar la postura de Umbar respecto al incidente - ...de que Vos hacéis lo posible por llevar este asunto del mejor modo posible - "Que viene a ser lo mismo que decir que no sabes que hacer", piensa Akon.
- Por supuesto, Embajador. En breve mi hermana Lady Ayorel y su Esposo - "Ya sé que el Jinete no te cae bien..." - regresarán a Thianna y consultaré con ellos sobre otras iniciativas. Entre tanto, le agradecería que comunicase a Umbar mi deseo de que ambas partes colaboremos para aclarar este asunto - "Más vale a Umbar que no haya ayudado al responsable", quiere decir realmente Akon
- ¿Deseáis algo más, Duque?
- No, nada más. Os mantendré informado. Y espero que Vos me traigáis noticias de Umbar lo antes posible
- Así se hará, Duque
Sin más, Akon hace una seña a la Guardia, que abre las puertas del Salón para que el Embajador y su escolta se vaya. Cuando lo ha hecho, la Guardia sale y Akon se queda a solas con Noa Skolem.
- Umbar no aceptará un ultimátum
- No les he dado un ultimátum
- Pero lo tomarán así. Dos galeones frente a sus costas, soldados de camino a la frontera... Puede que en lenguaje diplomático sea otra cosa, pero no deja de ser un ultimátum.
- Por eso es 'lenguaje diplomático', Noa. Mientras no les amenaces expresamente se perderán en palabrería. ¿Y mi hermana?
- Lady Ayorel y el Jinete están de camino. Dos dragones los traen hacia aquí
- ¿Y el Segundo Regimiento?
- Estará listo por la tarde. Hay problemas con los carros - Que el ejército de Thianna sea competente no quiere decir que esté exento de imprevistos.
- Que esperen. En cuanto haya buques disponibles que embarquen y vayan a Kiatar. Quiero reforzar todo el Muro de Arena
- ¿Y Kalem? - Noa pregunta por la tercera ciudad que forma el Muro de Arena, de hecho por la más importante, al extrañarse de que Akon quiera 'reforzar todo el Muro' y no la haya nombrado
- Por el momento Aryadel tendrá que arreglárselas sola. Cuando pueda enviaré lo que haya. Además, están los Baakun - A Akon no le gusta mentir a su lugarteniente, pero no puede decirle que Lia le ha avisado de que puede haber un ataque sobre Kalem.
- No sabemos cuantos son, en realidad - Noa se da cuenta de que Akon trama algo respecto a Kalem, pero se calla sus sospechas. Si Akon no se lo ha dicho, es que no necesita saberlo... aún.
- Nunca lo hemos sabido. Y dudo que alguna vez lo sepamos. Ni siquiera mi cuñado debe saber cuantos Baakun hay en realidad. Pero es igual. Kalem tendrá que esperar - "Y yo no puedo reforzarlo así por las buenas si es cierto lo que dijo Lia... tengo que preparar una trampa a Kadom" - Además, Kalem sigue siendo nuestro bastión principal después de la capital. Se apañarán por el momento. Bien, Noa, eso es todo. En cuanto llegue mi hermana que venga a verme
- Si, Mi Duque
Ahora Akon se queda solo de nuevo. "Bueno, las cosas ya están en marcha", piensa un poco más relajado. Ahora solo faltan las noticias que traiga su hermana Ayorel de Minas Tirith (aunque ya se imagina cuales son) y preparar Kalem por si lo que dijo Lia es cierto. "Lia...". Akon sigue sin hacerse a la idea de que sea verdaderamente la hija de Kadom, pero algo le dice que es cierto y, para sorprenderse aún más a si mismo, algo también le dice que puede confiar en ella.
Akon tendrá que hablar con el Sargento Mayor sobre ella. Si de veras quiere ser soldado... "Al menos está instruida". Akon hace una mueca al recordar que no se le da demasiado bien el manejo de la espada. "Pero un soldado no solo puede manejar espadas...". A lo mejor se le puede encontrar un trabajo más acorde con sus habilidades.
Mientras medita al respecto, y el General y el Duque hacen lo propio con sus respectivos asuntos, Akon se levanta y sale del Salón. "Es hora de sacar a Kareas del establo...".
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