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Thianna

Jardín Silencioso

Como casi siempre que necesita estar sólo, Akon ha acabado sentado ante el sauce del Jardín Silencioso, bajo el que descansan (en paz, o al menos eso ha deseado siempre Akon) sus padres y su prometida.

Sentado en el banco de piedra observa la bahía, mientras dos galeones salen lentamente de puerto en dirección a Umbar. Espera no equivocarse. Enviar esos buques es una muestra de poder que el gobierno de Umbar podría interpretar como una amenaza. Pero, ¿qué remedio tiene?

Si Kadom ha decidido dejar de jugar al bandido y atacar Thianna, necesitará que los Haradrim se mantengan, cuando menos, al margen. ¿Y si deciden unirse a Kadom? ¿Y si se equivoca y su agresividad provoca que Umbar y Gondor entren en guerra?

"No", decide Akon. "Esto es entre Thianna y Kadom. Si los nobles y el Rey han decidido que esto sólo es un asunto de 'bandidos', que así sea. Lo arreglaré sólo, y Gondor permanecerá a salvo al otro lado del Anduin".

"Sólo...". Akon sabe que si tiene que enfrentarse sólo a Kadom y a los Haradrim, si es que estos le apoyan, Thianna se enfrentará al mayor conflicto desde la Guerra del Anillo. Su padre sabía que esto podía ocurrir, por eso convirtió el ejército de Thianna en lo que es. Akon controla el ejército más grande de Gondor, y por extensión, prácticamente de toda la Tierra Media. Eso no le ha granjeado muchas amistades, precisamente. Muchos le consideran un aspirante a Tirano, alguien que aspira a tomar el puesto del Rey. Pero se equivocan.

El ejército de Thianna pertenece, en última instancia, a Gondor y a su Rey, y Akon juró, igual que su padre, lealtad al Rey. Si el Rey y sus nobles deciden mantenerse al margen, mejor. Sólo pondrá en peligro Thianna. Más de uno se alegrará...

Pero algo más preocupa a Akon. "Esa muchacha...". Alguien dijo una vez, en realidad muchas veces, que las desgracias nunca vienen solas. "La hija de Kadom...". Por enésima vez Akon trata de hacerse a la idea. Espera no haberse equivocado confiando en ella. Su corazón y su instinto le dicen que puede confiar en Liahnne, pero... ¿Puede permitirse Akon arriesgar a su pueblo por una corazonada?

El Joven Duque ha decidido que si. Ella podría haber huido, o mentirle, pero no lo hizo. Tuvo mucho valor al contarle la verdad. Más de uno la hubiese matado allí mismo. Akon frunce el ceño. Nadie debe saber la verdad. Y debe decirle a Skolem y al Sargento Mayor que no investiguen. Eso pondría en peligro a la muchacha.

Akon se frota los ojos. Tiene que hacer que Lia no tema su mirada. Sus ojos... desentonan tanto con el resto de él. Ojos de elfo en un cuerpo de hombre. "Sayëan...". Akon repite mentalmente su nombre Ëaressi. "...Mirada de Elfo"

"Bien, se acabó el tiempo de compadecerse... tengo una guerra que evitar... o que ganar". Akon se levanta y hace una lista mental de sus siguientes pasos. No puede revocar la orden de enviar tropas a Taryn aunque sepa que Kadom está interesado den Kalem. Es seguro que Kadom tendrá espías en Thianna y se daría cuenta de que sabe algo más de lo que parece. No, no cambiará la orden. El regimiento saldrá para Taryn.

Pero no puede dejar desprotegido Kalem... Avisará a Aryadel, y le enviará ayuda discretamente. Después de todo, Kalem sigue siendo el fortín más grande del ducado después de Thianna. Y los Baakun tienen muchos hombres cerca. Hablará con Halad en cuanto él y Ayorel lleguen desde Korias. Además, Ayorel traerá noticias de la Corte. Para eso la mandó a Minas Tirith con Halad.

Akon sonríe ligeramente cuando recuerda que mandó al Señor de los Baakun con su esposa en misión diplomática. Halad refunfuñó como un camello enfadado ante la idea de viajar al norte. Un habitante del desierto en la Corte. Los nobles le habrán visto como un salvaje y un bárbaro, probablemente. "Y casado con mi hermana...". Muchos lo tomarán como otra de las locuras de los Sheda.

Algo más tranquilo, Akon sale del Jardín Silencioso y se dirige a los cuarteles para supervisar la salida del regimiento. Está a punto de amanecer.

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