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Thianna

Consejo

- ¡Silencio! - La voz del Kano Ëaressi se impuso sobre la de sus subordinados. No le gustaba levantar la voz ante ellos, pero la discusión se había acalorado más de lo necesario. Como para reafirmar la exclamación de su patrón, Brokaar gruñó ligeramente tras Sayëan.

Varios de los exarcas del Consejo miraron con recelo tras su comandante, donde el kroot permanecía de pié escuchando las discusiones de sus aliados con cierta condescendencia. Sayëan retomó la palabra para encauzar de nuevo el debate.

- Está claro que los Arlequines nos trajeron aquí por alguna razón. Que no alcancemos aún a verla no implica que sea un capricho sin sentido.

- Pero Kano, en cuanto llegamos desaparecieron. Ni siquiera se quedaron a ayudar en la lucha - El capitán de Purificadores sacudió la cabeza con disgusto una vez más en aquella noche. Había perdido algunos guerreros durante el asalto inicial, y la espantada de los Arlequines le había disgustado mucho.

- No los necesitábamos. Un puñado de renegados monkeigh no son rivales para nuestros soldados - Gruñó el capitán de los Escorpiones, tan agresivo como siempre.

- He dicho que ya basta - Sayëan no necesitó levantar la voz esta vez para hacer silencio - El destacamento de marines traidores estaba aquí por alguna razón, y los Arlequines nos trajeron aquí por ello. Si hubiesen dudado de nuestra capacidad para hacerles frente se hubiesen quedado. Ahora debemos averiguar esa razón, no discutir sobre si debieron o no quedarse.

- Un mundo deshabitado, con un pequeño destacamento de las Legiones Traidoras. El Saqueador no enviaría un grupo tan reducido si no quisiera mantener en secreto su presencia aquí - Los miembros del Consejo asintieron ante el comentario del viejo Guardián Veterano, que había permanecido en silencio hasta ahora - Es posible que tuviese algo que ver con la misión de nuestro viejo Brokaar.

Sayëan miró por encima de su hombro para observar la reacción del Kroot. Como esperaba, no hubo tal reacción.

- Brokaar fué enviado aquí en busca de nuestros Hermanos, y de un posible nuevo asentamiento...

- ¡Pero no ha encontrado nada especial! - Sayëan miró fijamente al capitán Escorpión, disgustado por sus contínuas salidas de tono.

- Pero debería. Sabíamos que en este mundo hubo un asentamiento Exodita. Sin embargo no encontramos rastro de él - El Guardián Veterano acalló la protesta de su impetuoso colega para evitar que el Kano tuviese que reprenderle de nuevo. Sayëan asintió levemente al Veterano, dándole las gracias.

- Es obvio que alguien ocultó el rastro del asentamiento - Sayëan habló sin dejar de observar por el rabillo del ojo al kroot - Y lo hizo francamente bien.

- Pero eso no explica la presencia de las tropas del Caos. ¿Por qué iban ellos a buscar Exoditas? - Razonó el Purificador.

- Ambos hechos han de estar relacionados forzosamente. Nosotros buscamos un asentamiento de nuestros Hermanos Perdidos en un mundo en el que el Caos tiene una avanzadilla secreta. No existen casualidades, y menos tan cerca del Ojo de Terror - Sentenció el Kano, volviéndose hacia Brokaar - Haz que tus partidas de caza amplíen su radio de exploración. Nos quedaremos aquí durante un tiempo.

Sin decir una palabra, el kroot rodeó la mesa caminando hacia la salida, pasando tras los miembros del Consejo. Algunos se revolvieron nerviosos en sus sillas. Todos habían visto alguna vez lo que Brokaar y su gente hacía a los enemigos, y los silencios del kroot siempre eran motivo de nerviosismo.

- Ahora que estamos aquí deberíamos buscar nosotros mismos - Protestó el Escorpión.

- Los Baakun son nuestros mejores exploradores. Si no han encontrado nada hasta ahora, es que nada ahí aquí, así que ampliaremos la búsqueda - Sayëan zanjó cualquier posible réplica - Ahora debemos alejarnos de esta zona. Tal vez el Saqueador se pregunte qué ha pasado con sus guerreros. Preparen todo para trasladarnos a las montañas.

El Kano se levantó de su silla, dando por concluida la reunión del Consejo, para disgusto de algunos de sus miembros, pero no se oyó protesta alguna. Caminó lentamente fuera de la tienda, seguido por su escolta, a la que despidió con un gesto.

- No te ofendas, viejo amigo. Ya sé que has hecho cuanto has podido - Sayëan susurró a las sombras que rodeaban el campamento.

- Si Baakun no encontrar Hermanos de Patrón, Hermanos de Patrón no estar aquí. No ser culpa de Baakun - A Sayëan siempre le resultaba extraño escuchar la voz de Brokaar. Nunca se acostumbraba a la especie de chillido susurrante del kroot.

- Lo sé, lo sé. Pero han de estar en alguna parte. Debe quedar algún rastro - Al Baakun no le gustaban las alusiones a un posible fallo en sus habilidades - Tal vez nos equivocamos con la zona.

- Historias del Patrón decir que estar aquí, y aquí buscar. ¿Historias del Patrón equivocadas?

- Tal vez, viejo amigo. Ha pasado mucho tiempo. Las leyendas a veces son demasiado vagas y ambiguas... - El kroot gruñó entre dientes. Algunas palabras se le escapaban - ...quiero decir... las leyendas a veces cambian con el tiempo y la gente que las cuenta. Al final no son exactamente como fueron contadas por primera vez - Sayëan sonrió a medias cuando vió que el kroot comprendía.

- Baakun buscar más lejos - Dijo por fín Brokaar tras pensárselo un rato - Si Hermanos de Patrón estar aquí, Baakun encontrar - Brokaar hizo una mueca, supuestamente una sonrisa (si es que los kroot podían sonreir), satisfecho.

- Gracias viejo amigo.

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