Cambio de opinión
M'Yen no volvería a llamar "aburrido" al Shas'El. Aún estaba aturdido, pero al menos inconscientemente ya había decidido que a pesar de los tediosos meses de viaje pasados con el militar, este no era tan monótono y previsible como le había parecido hasta el momento. Ahora veía al Shas'El de otro modo, y la imagen que tenía ante si probablemente no se borraría jamás de su mente.
El Shas'El estaba en el centro del claro donde habían aterrizado. La afilada hoja de titanio que se extendía por el brazo derecho de la armadura aún goteaba sangre. A sus pies, o mejor dicho a su alrededor, estaban los restos del reptil. Estaba cosido por los impactos, con una horrible herida quemada en un costado que había sido causada por el arma de fusión que el Shas'El portaba en el brazo izquierdo. Pero lo que más sorprendía a M'Yen era el corte del cuello.
El enorme tajo empezaba sobre un ojo de la bestia, y bajaba por un lado de la cabeza hasta la garganta. La herida en si no era tan horrenda como la quemadura de fusión, pero M'Yen había visto cómo el Shas'El había atacado con su hoja. Un salto con los jets de la armadura, un giro en el aire, y la criatura se detuvo, como si su cerebro tratase de reaccionar sin éxito. Segundos más tarde la bestia había caido de costado, con el Shas'El a su lado dándole la espalda como si no dudase en absoluto del resultado del ataque.
M'Yen comprendía ahora por qué el Comandante Farsight tenía tanta estima al Shas'El. Había visto combatir a Farsight, y era obvio que el Shas'El seguía las inusuales enseñanzas de su comandante. Puede que la hoja del Shas'El no fuese tan arcana y misteriosa como el arma de Farsight, pero era lo mejor que los miembros de la Casta de la Tierra habían podido crear siguiendo su ejemplo.
Incluso para un excéntrico como M'Yen la extraña manera de combatir de Farsight y sus seguidores, contraviniendo las tradiciones Tau que evitaban en combate cuerpo a cuerpo, se le antojaba salvaje y sorprendente. Todo un shock para alguien dedicado a la negociación y el comercio. Pero era tremendamente efectiva.
Cuando la bestia atacó, M'Yen fue arrastrado a un transporte para protegerle, pero después del aturdimiento inicial había podido contemplar la reacción de los soldados del Shas'El. Sorprendidos inicialmente por el brutal e inesperado ataque, apenas tardaron unos segundos en reaccionar, apartándose de la bestia ya que sabían que no eran rivales para su fuerza bruta.
Disciplinada y ordenadamente, en apenas segundos, habían formado un cinturón protector alrededor de los transportes, y del propio M'Yen, hostigando a la bestia para distraer su atención y que no se concentrase en un blanco concreto. Acribillaron al animal con sus armas, pero la dura piel de este parecía reducir enormemente el daño causado por los soldados, y la criatura no cayó. El Cabezamartillo intervino, disparando su arma principal, pero los proyectiles de acelerador atravesaron a la criatura tan deprisa que no causaron suficientes daños como para detenerla.
El Shas'El intervino cuando el piloto del Cabezamartillo estaba cambiando el modo de disparo del acelerador para usar munición más lenta y explosiva. El grito de la bestia cuando el rifle de fusión impactó en su flanco hizo estremecer a M'Yen, haciendo que casi sintiese pena por el animal. Con la piel chamuscada y las entrañas a la vista, ardientes y semifundidas, junto al inerte y ennegrecido miembro que antes había sido una monstruosa garra, el animal se giró rabioso hacia el origen de su dolor. El resto de soldados dejaron de disparar por temor a dañar a su jefe. El acelerador del Cabezamartillo tampoco escupió sus proyectiles.
El Shas'El permaneció inmóvil hasta el último instante, dejando que la bestia cargará contra él. M'Yen sospechaba que podría haber utilizado de nuevo el arma de fusión para rematar al animal, pero no lo hizo. En su lugar, esperó. Con un leve movimiento flexionó las piernas de la armadura y saltó, activando los jets un instante después de dejar de tocar el suelo. La bestia dió una dentellada al aire en el lugar que antes ocupaba el Shas'El, y tardó un instante en comprender cómo se había desvanecido su presunta presa.
Con un rugido furioso se volvió hacia su espalda. Un quejido lastimero se mezcló con el rugido, provocado por el dolor de la herida quemada y el rápido giro. Por un instante M'Yen temió que la bestia atrapase al Shas'El en el aire y aplastase su armadura, como había hecho con la desgraciada Crisis que sufrió el primer ataque, pero el resultado fué otro.
Mientras caía, el Shas'El seccionó límpiamente la carne y los huesos del animal, que quedó inmóvil cuando la hoja cortó nervios, cerebro y arterias junto con el cráneo y la mandíbula. Una cortina de sangre salió disparada de la herida hacia el suelo, impulsada por la fuerza de los últimos latidos del corazón del animal. No emitió ningún sonido cuando cayó de costado sobre el claro salvo el borboteo de la sangre que manaba por la herida empapando el suelo, aunque M'Yen creyó escuchar una especie de suspiro, seguramente causado por el aire que salía de los ya muertos pulmones de la bestia al golpear el suelo.
Todo había acabado en apenas dos minutos, durante los cuales M'Yen había permanecido con la boca abierta, casi sin respirar, asomado a la puerta del transporte sin que los dos exploradores que lo custodiaban le dejasen salir del vehículo. Sin duda su opinión sobre el Shas'El había cambiado en esos dos minutos.
El Shas'El estaba en el centro del claro donde habían aterrizado. La afilada hoja de titanio que se extendía por el brazo derecho de la armadura aún goteaba sangre. A sus pies, o mejor dicho a su alrededor, estaban los restos del reptil. Estaba cosido por los impactos, con una horrible herida quemada en un costado que había sido causada por el arma de fusión que el Shas'El portaba en el brazo izquierdo. Pero lo que más sorprendía a M'Yen era el corte del cuello.
El enorme tajo empezaba sobre un ojo de la bestia, y bajaba por un lado de la cabeza hasta la garganta. La herida en si no era tan horrenda como la quemadura de fusión, pero M'Yen había visto cómo el Shas'El había atacado con su hoja. Un salto con los jets de la armadura, un giro en el aire, y la criatura se detuvo, como si su cerebro tratase de reaccionar sin éxito. Segundos más tarde la bestia había caido de costado, con el Shas'El a su lado dándole la espalda como si no dudase en absoluto del resultado del ataque.
M'Yen comprendía ahora por qué el Comandante Farsight tenía tanta estima al Shas'El. Había visto combatir a Farsight, y era obvio que el Shas'El seguía las inusuales enseñanzas de su comandante. Puede que la hoja del Shas'El no fuese tan arcana y misteriosa como el arma de Farsight, pero era lo mejor que los miembros de la Casta de la Tierra habían podido crear siguiendo su ejemplo.
Incluso para un excéntrico como M'Yen la extraña manera de combatir de Farsight y sus seguidores, contraviniendo las tradiciones Tau que evitaban en combate cuerpo a cuerpo, se le antojaba salvaje y sorprendente. Todo un shock para alguien dedicado a la negociación y el comercio. Pero era tremendamente efectiva.
Cuando la bestia atacó, M'Yen fue arrastrado a un transporte para protegerle, pero después del aturdimiento inicial había podido contemplar la reacción de los soldados del Shas'El. Sorprendidos inicialmente por el brutal e inesperado ataque, apenas tardaron unos segundos en reaccionar, apartándose de la bestia ya que sabían que no eran rivales para su fuerza bruta.
Disciplinada y ordenadamente, en apenas segundos, habían formado un cinturón protector alrededor de los transportes, y del propio M'Yen, hostigando a la bestia para distraer su atención y que no se concentrase en un blanco concreto. Acribillaron al animal con sus armas, pero la dura piel de este parecía reducir enormemente el daño causado por los soldados, y la criatura no cayó. El Cabezamartillo intervino, disparando su arma principal, pero los proyectiles de acelerador atravesaron a la criatura tan deprisa que no causaron suficientes daños como para detenerla.
El Shas'El intervino cuando el piloto del Cabezamartillo estaba cambiando el modo de disparo del acelerador para usar munición más lenta y explosiva. El grito de la bestia cuando el rifle de fusión impactó en su flanco hizo estremecer a M'Yen, haciendo que casi sintiese pena por el animal. Con la piel chamuscada y las entrañas a la vista, ardientes y semifundidas, junto al inerte y ennegrecido miembro que antes había sido una monstruosa garra, el animal se giró rabioso hacia el origen de su dolor. El resto de soldados dejaron de disparar por temor a dañar a su jefe. El acelerador del Cabezamartillo tampoco escupió sus proyectiles.
El Shas'El permaneció inmóvil hasta el último instante, dejando que la bestia cargará contra él. M'Yen sospechaba que podría haber utilizado de nuevo el arma de fusión para rematar al animal, pero no lo hizo. En su lugar, esperó. Con un leve movimiento flexionó las piernas de la armadura y saltó, activando los jets un instante después de dejar de tocar el suelo. La bestia dió una dentellada al aire en el lugar que antes ocupaba el Shas'El, y tardó un instante en comprender cómo se había desvanecido su presunta presa.
Con un rugido furioso se volvió hacia su espalda. Un quejido lastimero se mezcló con el rugido, provocado por el dolor de la herida quemada y el rápido giro. Por un instante M'Yen temió que la bestia atrapase al Shas'El en el aire y aplastase su armadura, como había hecho con la desgraciada Crisis que sufrió el primer ataque, pero el resultado fué otro.
Mientras caía, el Shas'El seccionó límpiamente la carne y los huesos del animal, que quedó inmóvil cuando la hoja cortó nervios, cerebro y arterias junto con el cráneo y la mandíbula. Una cortina de sangre salió disparada de la herida hacia el suelo, impulsada por la fuerza de los últimos latidos del corazón del animal. No emitió ningún sonido cuando cayó de costado sobre el claro salvo el borboteo de la sangre que manaba por la herida empapando el suelo, aunque M'Yen creyó escuchar una especie de suspiro, seguramente causado por el aire que salía de los ya muertos pulmones de la bestia al golpear el suelo.
Todo había acabado en apenas dos minutos, durante los cuales M'Yen había permanecido con la boca abierta, casi sin respirar, asomado a la puerta del transporte sin que los dos exploradores que lo custodiaban le dejasen salir del vehículo. Sin duda su opinión sobre el Shas'El había cambiado en esos dos minutos.
2 comentarios
Brokaar -
Samiel_Loftens -
Un saludo.